Poesía
es el nombre de mi patria
y en ella vivo
y sufro
y lloro
y canto
y obedezco su voz mojada en llanto.
Cuando el dolor fustiga
la raíz de mi sangre
y el cansancio
castiga
al corazón transido
que rompe las compuertas
para que el agua corra
en furioso raudal.
Obedezco esa voz que a veces llega
de muy lejos,
de distantes países,
del inmenso universo que me habita,
son voces empapadas
de lluvias torrenciales,
o nutridas con sangres vegetales
o trinos celestiales
de pájaros y nudos
o simplemente
voces de raíces,
de troncos,
de praderas
o ese pequeño y dulce
y oloroso
corazón de la madera.
Poesía
es el país de los poetas.
Allí se viven sueños
y se tiene en las manos
un mundo.
Antología