Oración
Ven a mí inspiración,
ven y desflora
este blanco capullo que atesora
mi humilde corazón.
Abre la puerta mágica del alma
para que vuele libre la poesía
por ámbitos de luz
y sacude estos hombros doloridos
del peso de la cruz.
Ven a mí inspiración,
ven y fustiga
esta débil materia que transida
se dobla de fatiga
y desesperación.
Elévame en tus alas protectoras
hacia la cumbre azul
o véndame los ojos doloridos
con invisible tul.
Llévame un minuto hacia tu altura
donde la luz nos daña
y donde el pensamiento se depura
del aliento malsano que lo empaña.
Aquí sobre esta tierra en que vivimos
ya no hay paz ni belleza ni canciones
y corre un mar de lágrimas y sangre
enlutando los tristes corazones.
Ven a mí inspiración
y cristaliza
mi anhelo de vagar por las regiones
de la azul extensión.
La fatiga me vence y la tristeza
mina mi corazón.
La soledad atroz que me circunda
como espumas del mar,
desfallece mis fuerzas y acrecienta
mi anhelo de llorar.
¡Llorar!
No solo ya por los dolores míos
sino por el dolor de los demás,
por aquellos que tienen hambre y frío
sin desmayar jamás,
y van por esta vida sin aliento,
sin pan y sin hogar,
esperando que llegue la justicia
de Aquel que todo da.
Ven a mí inspiración
y con tus alas remóntame veloz
o imprímele más fuerza a mis palabras
para que escuche Dios
y torne su mirada bondadosa
sobre este abismo atroz
donde todos sus hijos se exterminan
con un odio feroz
Ven a mí inspiración,
para que suba
hacia el éter mi voz
y recoja el Rabí de Galilea
esta humilde oración
donde vuelco vibrante toda el alma
implorando piedad
para todos los seres de esta tierra
donde reina espantosa oscuridad.
Huracanes, ciclones y hecatombes
se suceden en rápido escalón
cual si llegase ya a su fin el mundo,
sin arrepentimiento y sin perdón.