Nunca dije en mis versos lo que siento
porque mi voz es débil y cansada
y profundo y eterno el sentimiento.
Ya no hallé en mi léxico palabras
capaz de traducir mi pensamiento.
Me debato en la sombra, y la impotencia
acribilla mi frente pensativa
porque el verbo inicial está en esencia
y duerme intacto mi sueño de poeta
como en el niño duerme la inocencia.
Amanece una vez en mi conciencia
mas no capto el sentido que la alienta
ni el soplo que engendró su movimiento,
voy contra la corriente eternamente
mas no llego a plasmar lo que presiento.
Hay algo más sutil allá en la mente
que vida propia y amplio campo
para manifestarse en lo que siente;
para, ¡pobre de mí!, jamás consiga
que tenga una existencia permanente.